miércoles, 22 de febrero de 2012

TRENES


TRENES
El nacimiento del ferrocarril, el primer vehículo terrestre movido por una fuerza no procedente de un animal, se encuentra estrechamente ligado a la invención de la máquina de vapor, ideada en el siglo XVII por James Watt.
La primera evidencia de una línea de ferrocarril fue una línea de 6 kilómetros siguiendo el camino Diolkos, que se utilizaba para transportar barcos a lo largo del istmo de Corinto durante el siglo VI a. C. Las plataformas eran empujadas por esclavos y eran guiadas por hendiduras excavadas sobre la piedra. La línea se mantuvo funcionando durante 600 años.
Los ferrocarriles comenzaron a reaparecer en Europa tras la Alta Edad Media. El primer registro sobre un ferrocarril en Europa en este periodo aparece en una vidriera en la catedral de Friburgo de Brisgovia en torno a 1350.3 En 1515, el cardenal Matthäus Lang redactó una descripción de un funicular en el castillo de Hohensalzburg (Austria) llamado «Reisszug». La línea utilizaba carriles de madera y era accionada mediante una cuerda de cáñamo movida por fuerza humana o animal. La línea continúa funcionando actualmente, aunque completamente sustituida por material moderno, siendo una de las líneas más antiguas que aún están en servicio.
El ferrocarril fue producto de la Revolución Industrial surgida en Inglaterra durante los siglos XVIII y XIX.
El constructor de la primera locomotora -25 de julio de 1814, que derivaría más tarde en un ferrocarril, fue George Stephenson.
El destino inicial de la locomotora, fue su utilización en las minas carboníferas, en cuya primera demostración se logró arrastrar una carga de cuarenta toneladas, a una velocidad de seis kilómetros por hora.


 
Durante el Renacimiento, Leonardo da Vinci ideó, sin llegar nunca a realizar su proyecto, la primera máquina capaz de moverse sin recurrir a la fuerza de un animal.
 Posteriormente, a mediados del siglo XVIII , el inventor francés Jacques de Vaucanson, que había dedicado sus esfuerzos al diseño de autómatas, concibió una suerte de vehículo impulsado por un sistema similar a de los mecanismos de relojería. Poco después, un sacerdote de nacionalidad Suiza J. H. Génevois, planeó un aparato similar, accionado por un procedimiento un tanto extravagante: dos molinos de viento de pequeño tamaño que se disponía sobre su parte superior.

Dejando al margen experimentos más o menos fantásticos que se remontan en el tiempo, la invención del ferrocarril tuvo lugar a comienzos del siglo XIX. Esta nueva forma de transporte, que habría de alcanzar pronto una enorme difusión precisaba, además de la fuerza impulsora de la máquina de vapor, de otro elemento: un tipo específico de superficie por la que deslizarse, pues las carreteras de la época eran incapaces de soportar un vehículo de tanto peso.

Los carriles de madera se conocían en Europa desde finales de la Edad Media; en este momento serían sustituidos por los de hierro, aplicados ya en el campo de la minería, donde estaban provistos de una sección de forma especial que aumentaba la adherencia de las ruedas de las vagonetas. De hecho, podría considerarse que éstas fueron los primeros trenes en miniatura.

A partir de la observación del trabajo en las minas, el ingeniero británico Richard Trevithick ideó la primera locomotora de vapor que se desplazaba por raíles, en 1804. Cuatro años después realizó la presentación del nuevo vehículo, formado por una locomotora que arrastraba una vagoneta a lo largo de un breve recorrido. Aunque el sistema acabó descarrilando, la experiencia alentó nuevos intentos, que culminaron en la puesta en marcha de las primeras locomotoras destinadas no ya a la simple demostración, sino a la comunicación entre núcleos a distancia.

La construcción de una locomotora aplicada al transporte de carbón constituyó un importante paso adelante. Fue obra del ingeniero británico George Stephenson (1814), que por su trabajo en la mina estaba familiarizado con el funcionamiento del motor de vapor. Su potencia era de 40 caballos.
En el siglo XIX, empezaron a descubrirse en numerosos países europeos los vestigios de aquel extraordinario Imperio y aparecieron ciudades perfectamente trazadas con sus fortificaciones, espléndidas casas de campo con una especie de calefacción central y agua corriente, carreteras bien pavimentadas y también caminos de piedra habilitados para la circulación de carretas con cargas pesadas. Uno de estos caminos fue encontrado en las Islas britanicas, precisamente donde se elevaría luego la estación de ferrocarril de Abbeydore, en la frontera de inglaterra con gales.
Aquella fue la época del vehículo guiado, pero no del camino provisto de rieles. La idea de éste debió de surgir cuando en las vías de profundas rodadas, se colocaron, todo a lo largo, troncos de árbol partidos por la mitad para evitar que las ruedas de las carretas se hundieran en el barro. Estos fueron los primeros rieles. Sin duda, tal sistema se extendió por las comarcas donde llovía mucho y escaseaba la piedra. La esencia misma del camino de rieles es la existencia de rebordes en el camino o en las ruedas. Los caminos de piedra tenían el reborde de la rodada.
En su forma primitiva esta rueda parecía un carrete y los troncos de árbol a escuadra (abetos o alerces) clavados sobre otros troncos más cortos formando ángulos rectos constituían la vía: rieles montados sobre traviesas. Hubo incluso rudimentarias agujas. No se sabe quién instaló la primera vía, pero en el siglo XVI se usaban ya en las minas de oro de transilvania, y algunos ejemplares de aquellas vías primitivas y de los vehículos, que sobre ellas circulaban, han sobrevivido al paso del tiempo.
En todas partes había mercaderías que tenían que ser transportadas rápidamente y con seguridad de un lugar a otro, así como había personas que querían viajar cómodamente y con rapidez.
Para obtener a bajo precio fuerzas motrices considerables, varios inventores pensaron en la unión del vapor y la rueda. Los primeros frutos de esa asociación fueron verdaderos monstruos. En 1769, el francés Nicolás Cugnot construyó un coche de vapor, su pesado "fardier" (carromato), que consistía en una máquina de vapor montada sobre un carro de tres ruedas. El técnico norteamericano Oliver Evans, construyó años después un coche de vapor que no logró imponerse. William Murdock, en Inglaterra, hacía experimentos con una máquina de Watt. Todos estos ensayos fueron fracasos.
Richard Trevithick, un joven ingeniero de minas de Cornwall, en la década del 90 del siglo XVIII se entusiasmó con la idea del vehículo de vapor y preparó en su taller un par de pequeños modelos de locomotoras. Trevithick, entre 1801 y 1804 terminó su primer coche grande de vapor: una enorme caja de hierro sobre ruedas con una chimenea en el centro, alrededor de la cual se habían instalado varios asientos para los viajeros. Colocó sobre los raíles su máquina de vapor, y recorrió nueve millas y media en cuatro horas y cinco minutos. He aquí la primera locomotora. Años después presentó la segunda, pero no tuvo demasiado éxito. La gente estaba convencida de que las ruedas patinarían sobre la superficie lisa a medida que se aumente su peso.


 
George Stephenson, llamado por muchos el "padre del ferrocarril" no compartía esa opinión generalizada, y tras haber reparado muchas locomotoras y haber construido otras, realizó al fin, en 1825, la primera línea destinada no sólo a las vagonetas de carbón, sino también a los viajeros. El 27 de septiembre de ese año, la Locomotion Nº 1 arrastró un tren cargado con 600 pasajeros a lo largo de los 35 kilómetros que separan Stockton de Darlington, y se convirtió así en el primer viaje en ferrocarril. El mismo Stephenson guió la máquina, que arrastraba seis vagones con carbón y harina, un vagón para los invitados especiales, veintiuno más para pasajeros comunes y finalmente cinco vagones carboneros; en total treinta y tres.
En 1829 se proyecta una línea Liverpool-Manchester. Los señores sesudos dudan entre los caballos y las locomotoras. Finalmente se deciden por las últimas. En este tramo ferroviario tuvo lugar una competición entre varias locomotoras presentadas por sus propios constructores, y que fue ganada por la Rocket de Stephenson.




 Inicialmente las locomotoras impulsadas por vapor de agua fueron las dominantes durante la revolución industrial, pero con el paso del tiempo y de acuerdo a muchas investigaciones a mediados del siglo xx fueron reemplazadas por las locomotoras diesel, que son locomotoras que tienen en su interior un motor de combustión interna acoplado a un generador trifásico que suministra la corriente eléctrica a los motores de tracción y los ventiladores de motor de tracción. No hay conexión mecánica entre el motor principal y los motores de tracción. Otro tipo de locomotora es la eléctrica alimentada por una fuente externa de energía eléctrica.
El acontecimiento girará en torno a la movilidad sostenible y la ecología, donde los nuevos ferrocarriles tienen algo importante que aportar con la utilización de tecnologías más limpias.Zefiro 380: será el tren más rápido del mundo, con capacidad para desarrollar una velocidad de hasta 380 kilómetros por hora. InnoTrans 2010 girará en torno a tres ejes: movilidad sostenible, ecología aplicada a los trenes y nuevas tecnologías. Integrando las tres áreas, la empresa bombardier presentará dos innovaciones de alto impacto: el tren de superalta velocidad Zefiro 380, que emplea la tecnología utilizada en la red de alta velocidad española, y el proyecto Eco 4, que se centra en el desarrollo de servicios ferroviarios a través de energías alternativas.
Un gran número de compañías ya ha anunciado la presentación en InnoTrans 2010 de diferentes novedades en el sector tecnológico ferroviario, algunas de escala mundial. En el mismo sentido, las cuestiones relacionadas con la movilidad sostenible y la ecología pasarán a tener un lugar cada vez más preponderante.

Por su diseño aerodinámico, sistema de asistencia al conductor EBI 5’ y eficiente tecnología de climatización, el consumo de energía se reduce notablemente. Zefiro 380 forma parte de la iniciativa bombardier ECO4, un proyecto integral de la empresa canadiense que se sustenta en cuatro pilares: energía, eficiencia, ecología y economía. En ese marco ha nacido el Bombardier Eco4, un tren conceptual que funcionaría con energía solar.
El concepto es obra del diseñador industrial argentino Francisco Lupin, que ha creado un tren realizado con materiales ligeros y que utiliza la tecnología MagLev para un rápido y eficiente aprovechamiento de la energía. Paralelamente, un sistema de piloto automático guía al tren a través de una computadora, eliminando la necesidad de un operador. El diseño incluye paneles solares montados en el techo del tren, que captan la energía para hacer funcionar el tren, para iluminarlo y para otros servicios requeridos por los pasajeros en su interior.
Empieza la era de las locomotoras equipadas con motor diesel, que precisan menor tiempo de mantenimiento, y sobre todo las de tracción eléctrica, que pueden funcionar sin descanso durante días. Con estas técnicas la explotación de una línea llega al máximo rendimiento, al hacer los trenes mayor número de viajes con tiempo mínimo de entretenimiento.
Serie 252


Una moderna locomotora de la serie 252 con un Talgo III RD en la estación de Alicante. Esta locomotora, de diseño alemán, se emplea como cabeza de trenes de pasajeros de largo recorrido, gracias a su gran potencia y su alta velocidad.



Última versión 269

Las últimas versiones de la serie 269, con una velocidad máxima de 160 km/h, se utilizan para remolcar las unidades de Talgo Pendular a través de líneas electrificadas.
Tren AVE


Tren de alta velocidad AVE en el trayecto Madrid-Sevilla. El AVE puede alcanzar los 320 km/h, pero en un viaje normal no supera los 275 km/h. Una unidad consta de una locomotora a cada extremo y ocho coches intermedios.

Tren de Levitación Magnética
 

Las razones para la elección de este sistema de transporte son las siguientes:
Debido a la falta de rozamientos, la velocidad máxima teórica que puede alcanzar es muy superior a la de un tren convencional.
Es un tren muy seguro, pues sus características constructivas hacen imposible el descarrilamiento.
Como no existe contacto entre las partes móviles, éstas apenas se desgastan. Además desaparece la catenaria. Todo esto facilita el mantenimiento de los vehículos y la vía.
Presenta niveles muy bajos de contaminación acústica.
La única fuerza que limita su avance es la resistencia del aire.

•El principio de funcionamiento de este tren es su propulsión, levitación y guiado por medio de la fuerza electromagnética que actúa entre los imanes superconductores del tren y las bobinas de la vía. Un tren de levitación magnética, o maglev, es un tren suspendido en el aire por encima de una vía, siendo propulsado hacia adelante por medio de las fuerzas repulsivas y atractivas del magnetismo. Este método tiene el potencial de ser rápido y tranquilo en comparación con otros sistemas de transporte masivos con ruedas. Tiene un potencial de velocidad como los turbohélice y las aeronave jet (900 km/h). El record de velocidad lo tiene Japón y es de 581 km/h registrado en el 2003.

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